Precio : $ 15.000
Artículo Usado
Estado : Muy Bueno
Disponibilidad : 1
Género : Novelas
Idioma : Castellano
269 páginas
1953
Medidas :
14x20.8 cms.
Gerardo O Los Amores De Una Solterona : Como en " La luna era mi tierra ", vuelve a presentarnos Araya, los caracteres a un tiempo corrientes y estupendos que trazó en aquella inolvidable novela : pero ahora lo hace con una mayor experiencia literaria y un aumento de observación que sólo otorgan los años y la vida.
No sólo es un humorismo pasajero el que campea por las páginas de esta obra, un crimen odioso da origen a una interesante trama policial y, al mismo tiempo, se entremezcla lo ameno y risueño con unos tonos de honda tragedia moderna.
Podemos decir que Enrique Araya se supera en esta su cuarta novela , que ha de constituir el mayor de sus éxitos.
Nace en Santiago de Chile el 28 de septiembre de 1912 y fallece de cáncer en la misma, en 1994. Tuvo 16 hijos. Era empleado del servicio de impuestos internos y también fue Agregado Cultural en México, Argentina y Perú y Cónsul en España. El gobierno peruano, le concedió La Orden del Sol.
Es abuelo, del también escritor Rafael Gumucio.
Su obra, se ubica en la línea de los pocos narradores chilenos, que incursionaron en el humor negro para tratar de explicar las contradicciones de una sociedad. La originalidad de su prosa, sobresalió en un período en que predominaba la literatura realista y social.
La narrativa de Enrique Araya se ubica en la línea de los pocos escritores chilenos que incursionaron en el humor negro para tratar de explicar las contradicciones de una sociedad. En ese empeño encontramos también a Jenaro Prieto, José Santos González Vera o Carlos León. Para todos ellos, la literatura no tiene por qué ser el lugar predilecto para la seriedad y la tristeza.
De las muchas historias que de él se conocen, hay una que se recuerda en particular porque retrata muy bien el carácter de Enrique Araya. El año 1969, el escritor llegó a Buenos Aires a ejercer como Cónsul General de Chile. Lo recibió un alto funcionario de la gobernación de esa ciudad trasandina, con quien entabló un diálogo protocolar propio del cargo. La conversación se dio más o menos así: –Señor Araya, bienvenido –Muchas gracias, señor Montaner. –Señor Araya, cómo estuvo el viaje… -Agotador, señor Montaner… -Señor Araya… -Dígame, señor Montaner… -Qué le parece si nos llamamos sólo Araya y Montaner… Luego de un minuto de silencio, Enrique Araya miró al funcionario argentino y le respondió: -¡Y por qué no nos tratamos mejor de huevón…!
Sus obras :
La luna era mi tierra, 1948
El caracol y la diosa, 1950
El día menos pensado, 1952
Gerardo o los amores de una solterona, 1953
La jaula por dentro, 1955
El inútil Hipólito Jara, 1955
Francalia, 1955
La otra cara de la luna, 1966
La tarjeta de Dios, 1974
Luz negra, 1978
Siempre en la luna, 1986
Crimen de cuarto cerrado, 1987
El pícaro García, 1988
A pie hacia el infinito, 1984
De la luna a las estrellas, 1994