Precio :
$ 11.000
Artículo Usado
Estado : Muy Bueno
Disponibilidad : 1
Género : Relatos
Idioma : Castellano
Julio Flores, 146 pàginas. Presentaciòn, por Claudio Solar Con destino a Rapa-nui-Pròlogo Antecedentes històricos En la tierra de Hotu Matùa Vida pascuence actual Otros aspectos de la isla de Pascua Santiago de Chile 1965.
Por su parte, Julio Flores Vásquez fue poeta, narrador y ensayista. Además, profesionalmente fue un destacado odontólogo. Nacido en Valparaíso en 1926 a orillas del mar y de humilde origen, Julio Flores consiguió gran parte de los objetivos que se propuso al comenzar el peregrinaje por la vida, entre ellos la idea obsesionante de escribir que lo llevó a desarrollar una importante labor creativa y cultural. En su autobiografía dice que “vine al mundo entre el rumor del mar, el graznar de las gaviotas y el vocinglerío de los pescadores”[6]; efectivamente fue así porque Julio Flores nació en la caleta “El Membrillo” de Valparaíso. Fue un escritor porteño de prolífica producción literaria que incluyó las diversas manifestaciones escriturales: el ensayo, la narrativa (cuento y novela), la prosa poética, la prosa lírica, a parte de una valiosa labor como antólogo y editor de estudios literarios. Preocupado de su formación intelectual estudió literatura en la universidad, sin descuidar sus labores profesionales como odontólogo de prestigio.
Julio Flores fue un hombre de fuerte simpatía humana y cultural que trabajó sin descanso por consolidar su vocación primera: la literatura. En su relato autobiográfico ¿Quién es quién en las letras chilenas?, argumenta que su ingreso a estudiar a la Universidad de Concepción a la carrera de Odontología se debió más que nada a la exigencia que le puso la Armada de Chile a la que había ingresado en 1942: “...acariciaba la idea de licenciarme alguna vez de Profesor de Castellano. Mas no sucedió así: me titulé de dentista. El gran revés fue, que para estudiar en la Universidad, la Armada me otorgó una beca, con la condición que debía elegir una carrera que fuese compatible con el servicio naval. Tuve que elegir entre Medicina, Farmacia y Odontología. Opté por lo último, sin saber qué clase de carrera era”[7] . Mucho más tarde, siendo un destacado profesional médico, Flores estudió literatura en la Universidad Católica de Valparaíso. Fue en estas circunstancias en que lo conocí.
Este escritor porteño a través de sus obras nos entrega sus vivencias e inquietudes intelectuales en una lucha constante en pos de sus ideales más queridos entre los que la literatura ocupaba un lugar predilecto. Fue varias veces presidente de la Sociedad de Escritores de Valparaíso, organizó concursos literarios de relevancia nacional y creó una revista cultural de hermoso y marítimo nombre: “Coral”, al igual que el de “Bettina” con que denominaba a su casa: “el barco de la Poesía Universal, el Navío de la Fraternidad, la Brújula Mayor del lenguaje de los poetas”[8].
Si revisamos su bibliografía comprobaremos que fue un intelectual inquieto e incansable del quehacer cultural de Valparaíso: en 1965, publicó Te Pito Te Henúa, crónica acerca de la Isla de Pascua, tema recurrente en el autor, ya que estuvo durante varios años en dicha posición chilena insular como funcionario de la Armada de Chile; en 1966, Fragata Lautaro, novela; en 1967, Cuentos de la caleta; en 1968, Narraciones de la isla de Pascua”; en 1969, El Papa Rojo, relatos; en 1970, una recopilación de artículos críticos sobre los Cien años de soledad de Gabriel García Márquez, edición especial de la revista “Coral” –ejemplar que conservamos, pues es una de las publicaciones pioneras en que se recogen artículos y estudios sobre el ahora Premio Nobel de Literatura-; este mismo año publica además, Narrativa actual de Valparaíso, antología con un exhaustivo estudio previo acerca del desarrollo del cuento en la región de Valparaíso; le sigue, José María Arguedas y la novela indígena del Perú, asedios críticos; en 1971, El realismo mágico de Alejo Carpentier”, crítica; en 1972, Isla de Pascua, ensayo; en 1973, Mi casa en Quemchi, cuentos; en 1974, Geografía poética de Valparaíso; en 1975, Leyendas de Rapa Nui, publicado en España; en 1978 publica su testimonio de 50 años, titulado simplemente Julio Flores, y el mismo año Mis días lejanos, poesía lírica y Valparaíso cultural y artístico; finalmente, en 1979 su novela, El largo viaje de la vieja dama con un prólogo de Augusto Sarrochi, académico de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso,
Julio Flores fue un escritor cabal que se declaraba un hombre sincero y sencillo, humanista y amistoso en la búsqueda de la fraternidad universal, que lo llevó a establecer contacto tanto con intelectuales extranjeros como nacionales, y a que su obra fuera conocida y valorada dentro y fuera del país. Dos juicios críticos avalan lo que dejamos consignado recién. El primero del recordado crítico y narrador, Hernán del Solar, quien escribió: “Julio Flores muestra en estas páginas una característica que según creemos, es indispensable para un buen escritor: sabe ver y expresar con limpia precisión lo que ve”[9]. Por su parte, el crítico español Juan José Plans anotó en la Estafeta Literaria de Madrid en febrero de 1976, a propósito de Leyendas de Rapa Nui, catalogándolas de “quince pequeñas pero trabajadas piezas que componen un todo armónico. Todas ellas con el estilo que les era necesario, siempre muy presente el aliento poético, un lirismo ineludible, cautivan”. Por mi parte, en el Mercurio de Valparaíso del 2 de febrero de 1975 escribimos respecto a la Geografía poética de Valparaíso, que con este libro, Julio Flores afianzaba una vez más “su don de saber escribir, y bien”.
El escritor porteño se hizo merecedor de importantes galardones literarios, como el Premio Municipal de Literatura de Santiago en 1969, el Premio del Concurso de Narraciones de Literatura Oral, auspiciado por el Instituto Nacional del Libro Español en 1972 y el Premio Literario Gabriela Mistral de Santiago en 1973. Aparte de su creación literaria, el escritor Flores fue un académico universitario en la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile, Sede de Valparaíso, donde enseñó la cátedra de Microbiología. Falleció en Valparaíso el año 1979.